Es terrible esa sensación de
impotencia que se siente cuando ves que la historia se repite en su esencia,
pero con matices y elementos que profundizan el terror que causa sentir en la
piel la pesadilla del retorno de tiempos donde el pensar y estar en desacuerdo
era suficiente argumento para que por razones extrañas desaparezcas y no
vuelvan a saber de ti.
Asusta y sorprende como la sociedad
hoy se encuentra estupefacta observando o simplemente dormida y en la
pavalatería, mientras los dirigentes se encuentran con la delirante propuesta
de facultar a las fuerzas armadas la acción directa y sin mayores trámites la
aprensión de lo que hoy llamamos “TERRORISTAS”, donde un Diputado de la Nación Edgar Ortiz, de una manera demencial propone
que nos olvidemos de los Derechos Humanos por este tiempo, donde el Senador de la Nación Oviedo Matto manifiesta que no someterán
a proceso penal ordinario a aquel soldado que hiera o mate un “TERRORISTA”.
Espanta ver que solo un sector de
la sociedad se indigna por estas declaraciones, las demás personas simplemente
callan, o por desconocimiento de la realidad, o porque simplemente no
dimensionan la gravedad del asunto.
Con la aprobación de esta ley los
que conocemos un poco de historia recordamos a las famosas leyes 294/55 “Defensa
de la Democracia” y la 209/70 en la cual se previa “la Defensa de la Paz
Pública y libertad de las personas”, dotando al Presidente Stroessner de super
poderes en la se otorgaba plenas libertades a la policía para aprehender sin
necesidad de orden de captura a las personas que eran consideradas “subversivas”
o que perturbaban la “paz pública”, todos conocemos las consecuencias de esas
leyes que daban el ropaje de democracia a una clara dictadura que secuestro,
torturo, y mato a personas tanto extrajeras como paraguayas en un operativo que
la historia la recuerda como Operativo Condor.
Con la modificación de la ley de
las fuerzas armadas, los congresistas han dotado nuevamente de super poderes al
Presidente de la República Horacio Cartes, y en tan solo 7 días de gobierno le
otorgan de poder al Ejecutivo para que disponga de los militares en los casos
que considere necesario, y sin necesidad de justificar al senado, hasta luego
de realizada la acción, este logro no la ha tenido ni siquiera el mismísimo Stroessner,
a quien le costos unos meses para promulgar la ley de Defensa a la Democracia
294/55, usada para mantener presas a personas disidente con el régimen.
Tanto han hablado que el
socialismo del Siglo XXI, que es lo peor que le podía pasar a la región, que
hablar de la Patria Grande es una locura, porque los que pretende el bolivarianismo
es la autonomía de los pueblos, garantizar los derechos humanos y consolidar la
soberanía regional dejando de depender de las corporaciones pasando a ser
nosotros actores de nuestras propias economías. Pero entonces me pregunto, acaso
estas acciones delirantes de renuncias a que el Estado garantice los derechos
humanos no son el camino para poder considerar que en Paraguay estamos realmente
rumbo a la Dictadura del Siglo XXI?
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